El cuidado de las personas en su entorno laboral es de vital importancia para las empresas y los empleados, ya que no solo aporta a la productividad y a la continuidad de las empresas sino que también a su propio bienestar (Erburu, 2013). En esta línea la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2013) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT, 2014) sugieren que las empresas promuevan programas que apunten a mejorar la salud integral de los empleados y a garantizar condiciones de trabajo seguras.
Crear entornos seguros en la empresa y aportar al cuidado de los empleados genera tranquilidad y favorece el laborar con ánimo, optimismo y en condiciones idóneas para la salud física (portafolio.co, 2016). El bienestar del trabajador repercute en todo el entorno (Urrego, 2016). Para que esto sea posible es necesario elevar el nivel de consciencia de cada individuo sobre su propio cuidado, lograr que se haga responsable de su seguridad, impactando así a su entorno, es decir, su familia y la empresa (Urrego, 2016).
La falta de salud puede ser costosa. Por una parte están los gastos directos que realiza el empleado (la atención médica, la compra de medicamentos, entre otros), y por otra los costos del ausentismo (producto de incapacidad física, accidentalidad y licencias), lo que lleva a una disminución de la productividad de la empresa (Portafolio.co, 2018) y el aumento de costos asociados a estos. Claro que también puede estar en juego la vida de los empleados, razón por la cual se debe evitar a toda costa cualquier deterioro de la salud de éstos por la exposición a peligros en los procesos productivos. Las empresas deben responsabilizarse de la reducción de los riesgos mejorando la seguridad en los procesos y los empleados, por su parte, de ejecutar comportamientos seguros. El resultado del compromiso de ambas partes evitará la materialización de cualquier siniestro (Crespo, 2015).
En Colombia, según el informe de la Federación de Aseguradores Colombianos – FASECOLDA (La Republica, 2020), gremio que agrupa a las Administradoras de Riesgos Laborales (ARL), informa que de acuerdo a los reportes recibidos por parte de éstas, a junio de 2020 se reportaron 2.035 personas con enfermedades laborales, un aumento significativo referente a la misma fecha junio de 2019, de las cuales se reportaron 1.370 casos, es decir un aumento del 48%. Al comparar los datos registrados en el mismo periodo, para los accidentes laborales disminuyeron en 16.698 casos, pues en junio de 2019 se reportaron 47.225. Se evidencia una disminución, que se considera producto del compromiso de los empresarios por garantizar condiciones de trabajo seguros. No obstante, es deber de todas las empresas seguir implementando estrategias que permitan disminuir aún más estas cifras.
Para ello, y como estrategia principal, las organizaciones implementación sistemas de seguridad y salud en el trabajo, a través de la realización de acciones que llevan a la mejora de las condiciones laborales y la aplicación de comportamientos seguros por parte de los empleados (Decreto 1072, 2015). Estos comportamientos pueden ser modificados a través del tiempo en las organizaciones, y como resultado de esto, se genera una identidad en su cultura (Maturana, 1988).